martes, 15 de marzo de 2011

Y ahora un cuento aún mas corto

Éste es un pequeño cuento que fue creado el viernes 11 de marzo de 2011 bajo una promesa. Un regalo para Muñeca Rota en agradecimiento por regalarme un pequeño cuento. Por supuesto, en éste momento ya está un poco más arreglado. Por supuesto, no tiene título, si desean donar uno será bienvenido. Espero que lo disfruten.


Ahí estaba ella, sentada bajo la sombra de un amplio roble. Abstraída, mirando de frente al abstruso rostro del vacío.

El caballero la vio a lo lejos y antes de acercarse se aseguró de llevar bien puesta su armadura. Caminó con paso lento y cuidadoso.

Se imaginaba sentado a su lado a la luz del atardecer. Conversando con ella por el resto del día y admirándola con el brillo de la luna.

Se encontraba justo detrás de la dama cuando la saludó. Ella se volvió y le respondió. Sus ojos llenos de brillo.

Le preguntó si podía hacerle compañía y ella no tardó en asentir. Estaba él a punto de sentarse a su lado cuando un zafio campesino se aproximó corriendo y la tomó por la mano bruscamente. Le habló de un espectáculo en la aldea y le dijo que la llevaría a su posada.

Ella se levantó, lanzó una veloz mirada al caballero, quizá de falso pesar, y se alejó corriendo al lado del pueblerino.

El caballero la vio a lo lejos y antes de retirarse se aseguró de llevar bien puesta su armadura y de que ninguna salada lágrima estuviese comenzando a oxidarla. Caminó con paso firme y decidido.


Dark Shadow-Kuro Tsuki

jueves, 10 de marzo de 2011

Cuento corto

Nuevamente, tras larga ausencia, saludo a mis queridos lectores de Luna Legra.
Ésta vez les traigo un pequeño cuento de mi autoría que espero disfruten tánto al leerlo como disfruté yo al escribirlo.

Les recomiendo leer con calma e interpretando el téxto con el alma. No se dejen guiar por lo evidente, pues hay muchos simbolos ocultos en ésta pequeña historia.

También, si lo prefieren, pueden descargar el "Voice Book". (sí, los míos se llaman voice book y no audio book) Haciendo click en el Pentáculo serán dirigidos a mi espacio de Skydrive. Una vez ahí solo den click en descargar y guardenlo. (No se preocupen, es totalmente seguro)


Pero bueno, dejemonos de habladurias y vamos a lo que nos atañe. con ustedes:


Flor

La chica llegó caminando al camposanto. Lucía el que era, quizá, su mejor vestido: una prenda guinda recubierta con seda negra, de finas telas, de hermoso acabado. Un regalo del hombre a quién ella había entregado su corazón; el mismo que ahora descansaba eternamente en los terrenos de éste interminable panteón.

Llevaba ella su oscuro cabello recogido. Solo un par de bellas líneas de carbón hilado lograron escaparse, y enmarcaban su delicado rostro de porcelana a la vez que resaltaban su profunda mirada.

El lugar era lúgubre -cómo suelen ser éstos lugares-, solo, abandonado. La melancolía y la tristeza paseaban por todo el lugar con la forma de los rayos dorados del sol al atardecer que se filtraban entre las ramas de los árboles secos.

Subió una pequeña colina entre ángeles y cruces de piedra, entre lujosas criptas de mármol u ónix y modestas lápidas de granito. Todo un desolado y sombrío monumento a la muerte.

Hacía ya mucho tiempo qué no acudía a la tumba de su amor. No estaba segura si habían pasado algunos meses o se habían acumulado tantos que se habían convertido en un par de años.

Antaño solía visitar el sepulcro cada semana. Le hablaba sentada en una roca, y le contaba su vida y sus desventuras, sus alegrías y sus penas. Le recordaba lo mucho que lo extrañaba, pero él jamás respondía. Tal como había hecho en vida, pues aunque ocasionalmente le regalaba uno u otro lujo, nunca le demostró tener algún sentimiento hacia ella. Se dio cuenta, entonces, de que su devoción hacia él no tenía sentido alguno y muy probablemente jamás lo había tenido.

Su corazón estalló en millones de esquirlas asesinas que le perforaron en lo más profundo del alma. Decidió abandonar el lugar. Dejar al difunto descansar pues probablemente, si había un “más allá” el ya estaría fastidiado de su presencia.

Pero el día de hoy era especial, aún cuando ella no sabía el por qué. Sintió muy fuerte el llamado de aquel lugar. Cómo si algo muy importante hubiera sucedido. Eso, o quizá solo fue un momento de debilidad.

Llegó a la cima de la colina. Los pies manchados con la tierra del cementerio, con la carne desintegrada de tantos muertos. Con la mirada en el cielo y siguiendo el vuelo de los cuervos se aproximó al sepulcro que era su destino. El llamar de las aves de rapiña parecía burlarse de ella con sonora carcajada.

Repentinamente sintió una corriente de viento. Era suave, cálida y gentil pero a la vez firme, infinita. Cómo una inefable euforia, cómo un abrazo de bienvenida. Sin darse cuenta, por fin había llegado.

La tumba era lujosa aunque no extravagante. El cuerpo no había sido enterrado sino sellado sobre la superficie. La losa rectangular de ónix y jade que cubría el cadáver se levantaba hasta cuatro pies de altura entre dos robles secos. En la cabecera del sepulcro se alzaba un soberbio cuervo esculpido en el mismo material. Sus ojos profundos y resplandecientes cómo los de un sabio demonio. Sus alas extendían un velo de sombra eterna sobre el mausoleo.

Había cuarteaduras en la superficie de la losa, aunque no era tan vieja como para estar cediendo a la intemperie, pero estaban perfectamente justificadas pues una insolente flor se había abierto camino a través de ella.

La penumbra de la noche cayó sobre el lugar mientras la elegante dama examinaba desde lejos aquella planta.

Se erguía orgullosa, fuerte e inamovible. Un noble recordatorio de lo que era la vida, irguiéndose dentro de aquél páramo saturado de muerte.

Sus pétalos eran de un vivo y profundo color carmín y se cubrían los unos a los otros en forma cercana a la espiral. Su tallo era grueso y fuerte pero sin perder la fineza, y estaba habitado por gentiles y pequeñas hojas que no permitían la intromisión ni de una sola espina.

Brillaba con un resplandor único, pero no era un brillo que naciera de la luz. Su resplandor se generaba más allá de cualquier fenómeno físico o químico. Brillaba con una energía serena y al mismo tiempo impetuosa. Era muy similar a aquel viento suave, cálido y gentil. Era un fulgor reconfortante, abrigador.

Corrió una lagrima por la mejilla de la dama al interpretar aquello cómo una prueba de la continuidad de la vida pues aquél hombre no había muerto, no se había extinto; ahora su amado formaba parte de una hermosa flor que se acurrucaba bajo las protectoras alas de un cuervo de piedra. Una elegante y roja flor, la más bella que hubiera visto jamás, que nacía del lugar donde bajo la gruesa piedra tallada se encontraba su corazón. Alimentándose y tomando la forma de lo que en éste se hallaba.

Rompió, entonces, la doncella en profundos sollozos. Torrentes de cristal líquido emanando de sus ojos. Pues entendió el verdadero significado de aquella señal al darse cuenta de que ella y la flor llevaban el nombre “Rosa”.



Dark Shadow-Kuro Tsuki